Hoy reflexiono sobre la inocencia; un término que tendemos a confundir con falta de inteligencia o de astucia o incluso he oído a gente que se refiere a ella despectivamente como que «falta un hervor». Mira que he vivido cosas en la vida, he conocido países, gentes, he pasado por experiencias buenas y malas, y aún , los que me conocen bien; un puñado de imprescindibles, me siguen llamando inocente…Mi primera reacción es siempre defensiva….y sin embargo….
Hoy me inclino ante esta cualidad de los niños, los limpios de corazón, los confiados, los que creen en la magia, en los milagros y en la vida. Hoy estoy muy orgullosa de seguir siendo inocente, ilusa, ingénua, cándida, medio tonta….
Va por los que aún confían en que es posible crear lo que uno cree, que se acuestan sintiendo que podría ser el último día, y se levantan estrenando una vida nueva. Por los que pasan página sin rencores, con las heridas bien cosidas, con los ojos llenos de agua (esto es imprescindible) porque my friends, el agua es el conductor de todas las emociones, como siempre nos recordaba el viejo Bruce.
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