Estos días ando muy introspectiva…acaso me he dado cuenta de que lo que hay fuera ya no me interesa, pero no lo digo con un tono displicente o de superioridad…al contrario. Cuantos más años cumplo, más pequeñita me siento…No sé si esto será natural o estoy conculcando alguna ley básica de la biología. Me asombra…
Y me da mucha pena darme cuenta de que hemos perdido la capacidad de asombro. Ya lo sabemos todo y lo que no sabemos, sabemos quien lo sabe o lo buscamos en el «Orágooglo» (dispensando…).
Y no solo eso. Me doy cuenta de que todo el mundo tiene respuesta para todo…la contestación más acertada, más acreditada y documentada…joder. ¿dónde quedó el arte de hacer buenas preguntas? y a quien le importa…me han contado que a eso le llamaban Filosofía pero que ya es una ciencia extinguida, como el pájaro Dodo. Hoy lo peor que puedes decir es : «no sé». Eres un paria.
Que a los jóvenes les han mutado las sinapsis neuronales y su economía de la atención tiene una ventana de 5 minutos y una capacidad de procesar imágenes y datos 200.000 veces superior a la que teníamos dos generaciones atrás 

Súper computadoras andantes capadas de la facultad de reflexionar. Pues a mi eso me produce gran asombro…el mismo que observar a mis perros conectados a su limbo. Os lo he dicho ya ¿no? es que lo que yo quiero ser de verdad…. es perro.



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